Deja
No importa cuán cansado y
agobiado estés, no dejes que la angustia, la rabia, el dolor y la sensación de
soledad cercenen tu ser.
Cierra tus ojos, retoma tu
vuelo, elévate al cielo tan alto como puedas. Transporta tu alma hacia el horizonte
del mar y observa tu rostro reflejado en la cristalinidad del agua.
Deja caer tu alma en la profundidad del mar hasta
encontrar los recuerdos en los confines de tu cuerpo.
Deja que te acechen las
sombras y sientas que te atormentan los lamentos, deja brotar tus lágrimas
hasta inundar el océano.
Deja que la noche oscura
brote de tu piel y que la invisibilidad del aire penetre tus poros y sea la
fuerza que impulsa la sangre que recorre tú cuerpo.
Deja que todo el Universo
fluya, que la energía descienda y repose en la cima de tu cuerpo. Y allí, levanta
tu mirada al cielo y en contacto con tu alma, deja que la rabia, el dolor y la
tristeza se desvanezcan en la arena.
Susana Muñoz